Sabía que eran sus flores preferidas y como un ritual, cada 9 de noviembre recogía de su jardín esas pequeñas flores que tanto le gustaban a su madre y juntándolas hacía un pequeño ramito.
Le llevó también como en otras ocasiones una hogaza de pan hecha por ella.
Sentada en su desvencijada butaca, frente a la pequeña ventana, con los ojos cerrados... parecía que le estaba esperando...
Un olor tremendamente familiar hizo que despertase de su dulce letargo...
abrió instintivamente sus pequeños ojos verdes... la luz hacía mucho tiempo que ya no le llegaba.
Su olfato se había desarrollado increíblemente,se había convertido en sus ojos , en su memoria.
Empezó a escuchar el bullicio de sus hijos en la casa, oía la canción que en tantas ocasiones había cantado como si fuese la mismísima Piquer...comenzó a tararearla..."ojos verdes... ojos verdes, verdes como la albaaaaahhaaaca"... Ese olor a pan...hacía que de nuevo toda la familia se encontrase junto a ella alrededor de la mesa... el sonido de la guitarra ...,las voces de los que ya no estaban, las risas, las palmas ..y esas flores que le transmitían tantos recuerdos... aquél amor de niña , que le ofreció por vez primera un ramito de violetas.
...la fragancia de sus flores ... el pan recién horneado... hacían que se sintiera viva de nuevo.
Tarareaba su canción... su voz era casi imperceptible..., colocó entre sus manos el pequeño ramito de violetas..
una gran paz habitaba en sus ojos...
los entornó suavemente ..
.en su boca una sonrisa...
una gran paz habitaba en sus ojos...
los entornó suavemente ..
.en su boca una sonrisa...
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