Quizá nos poniamos tan pesados...¡tengo hambre, tengo sed, me hago pipi!... que en el primer lugar frondoso más cercano parábamos , nos sentábamos sobre cómodas rocas saludando al fotografo que seguro era nuestro padre y pasábamos un día de lo más feliz. ... Impensables e inexistentes las maquinitas electrónicas y otros juguetes de los que los niñ@s parecen no poder prescindir ahora...
Allí, entonces, tan solo nos necesitabamos a nosotros, los que estábamos, nuestra imaginación, nuestras tremendas risas cuando alguno no podía bajar del árbol o se caía al río...
Nuestros padres nos observaban sabiendo que el tiempo todo lo transformaría ...¡disfrutad, disfrutad, parecía que nos decian... lo más pequeño es lo más hermoso!..
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